Por Nelson Rojas
En el trigésimo tercer día de Cuaresma, nos acercamos al final de este tiempo de preparación y reflexión. Este es un momento propicio para meditar sobre la esperanza que encontramos en las promesas de Dios. En Romanos 15:13, se nos dice: “Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz en la fe, para que rebocen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.”
La Cuaresma nos recuerda que, a pesar de las dificultades y pruebas que enfrentamos, siempre hay un camino hacia la esperanza. Jesús, en Su sacrificio y resurrección, nos ofrece una nueva vida y la promesa de la redención. Este proceso de reflexión y arrepentimiento no es solo una carga, sino una oportunidad para renovar nuestra fe y confiar en que Dios está obrando en nuestras vidas.
Hoy, reflexionemos sobre las promesas que hemos recibido. ¿Qué áreas de nuestra vida necesitan ser renovadas por la esperanza? ¿Cómo podemos compartir esa esperanza con otros en nuestro entorno? Al acercarnos a la Semana Santa, es esencial recordar que la resurrección de Cristo es la garantía de que, incluso en los momentos más oscuros, la luz y la vida siempre prevalecerán.
Oración:
Señor, gracias por las promesas que nos has dado. Ayúdame a permanecer firme en la esperanza, incluso cuando enfrente desafíos. Renueva mi fe y permite que tu alegría y paz inunden mi corazón. Que pueda ser un portador de esperanza para aquellos que me rodean. Amén.
04/06/25.