Por Miriam Buck A.
La comunidad de los Cocolos, originaria de Samaná, San Pedro y a puerto plata ha sido un pilar fundamental en la cultura la religión protestante,su lengua y la historia de la República Dominicana. Su legado se remonta a finales del siglo XIX, cuando trabajadores de las islas del Caribe, particularmente de las Antillas Menores, llegaron a la región buscando nuevas oportunidades. Estos inmigrantes, conocidos como “Cocolos”, no solo trajeron consigo su mano de obra, sino también una rica herencia cultural que ha influido en la música, la gastronomía y las tradiciones dominicanas.
A lo largo de los años, los Cocolos han enfrentado desafíos y discriminación, pero su tenacidad y espíritu de comunidad han prevalecido. En particular, la ciudad de San Pedro de Macorís se ha destacado como el corazón de esta cultura, donde el ritmo del merengue y la bachata se fusionan con los sonidos del calypso y otras influencias caribeñas.
El reconocimiento a los Cocolos también se extiende a los descendientes que han migrado a otros lugares, como los Estados Unidos. En el sur de dicho país, las comunidades de Cocolos han mantenido viva su identidad cultural, celebrando sus tradiciones y adaptándose a nuevas realidades. Este vínculo entre la diáspora y la tierra natal es un testimonio de la resiliencia y el orgullo cultural que caracteriza a este grupo.
Es fundamental que se rinda homenaje a los Cocolos, no solo por su contribución económica, sino también por su impacto en la diversidad cultural y social de la República Dominicana. Eventos y festivales que celebren su historia, música y gastronomía son esenciales para preservar este legado y educar a las nuevas generaciones sobre la riqueza de esta cultura.
En conclusión, un digno reconocimiento a los Cocolos de San Pedro, de Samaná, y los Cocolos norteamericanos del Sur es una celebración de la identidad, la resistencia y la influencia que han tenido en la historia dominicana y más allá. Es un llamado a valorar y preservar la diversidad cultural que enriquece nuestra sociedad.
La comunidad de los Cocolos en la República Dominicana tiene su origen en la inmigración de trabajadores de las islas del Caribe, especialmente de las Antillas Menores, a finales del siglo XIX. Entre 1880 y 1920, muchos de estos inmigrantes llegaron a la región de Samaná para trabajar en la industria azucarera y en otras actividades económicas.
La llegada de los Cocolos fue impulsada por la búsqueda de mejores oportunidades laborales y la demanda de mano de obra en las plantaciones de caña de azúcar. Estos inmigrantes trajeron consigo no solo su fuerza de trabajo, sino también una rica herencia cultural que incluía su música, danzas, tradiciones y gastronomía.
A medida que se establecieron en la República Dominicana, los Cocolos comenzaron a formar comunidades, especialmente en lugares como San Pedro de Macorís, donde su influencia cultural se hizo notable. Su legado perdura hoy en día, reflejándose en la música, el arte y las tradiciones de la región.