Por Nelson Rojas
La libertad es un tema central en la Biblia, presente desde el Éxodo, donde el pueblo de Israel es liberado de la esclavitud en Egipto, hasta los mensajes de Jesús sobre la liberación del pecado y la muerte. La capacidad de “cantar libertad” puede interpretarse como la expresión de alegría y agradecimiento por la liberación, ya sea física, emocional o espiritual,lo que no puede cantar el pueblo de filisteos (Las gentes de Gaza).
Sin embargo, hay quienes, debido a diversas circunstancias, no pueden cantar esta libertad. Pueden estar atrapados en ciclos de opresión, duda, miedo o pecado. A menudo, estos son los que más necesitan escuchar la melodía de la libertad. En Lucas 4:18, Jesús declara que ha sido enviado “a dar buenas nuevas a los pobres; a proclamar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos”. Este mensaje es un recordatorio de que la libertad no es solo un estado de ser, sino una promesa que se cumple en Cristo.
Reflexionando sobre esto, podemos preguntarnos: ¿Cómo podemos ser instrumentos de libertad para aquellos que no pueden cantar? Tal vez a través de actos de compasión, apoyo emocional, o compartiendo el mensaje de esperanza que encontramos en las Escrituras. La verdadera libertad no solo se canta; se vive y se comparte, y cada uno de nosotros tiene el poder de ayudar a otros a encontrar su propia voz en esa canción.
Así, al considerar nuestra propia libertad, no olvidemos a aquellos que aún están en la oscuridad. Al cantar nuestra libertad, también debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad de ayudar a otros a encontrar su libertad en Cristo. Bendiciones!